Hoy empezábamos nuestra andadura por los fiordos orientales y las expectativas eran altas. Pero antes pasamos por el conocido Viking Café que está a unos 10 km al este del desvío a Höfn. al lado de la base militar. Nuestro objetivo era el paraje silvestre que rodea la estación de radar de Stokksnes, pero la base militar impide el paso.
De Höfn fuimos hasta Djúpivogur, un pequeño pueblo de pescadores cuyos habitantes ven cada verano cómo los turistas llegan para tomar el barco que va hasta Papey. Ese no era nuestro caso. Nosotros buscábamos un supermercado y un café. No visitamos el pueblo porque queríamos llegar pronto a Seydisfjördur, así que rápidamente proseguimos nuestra ruta.
En lugar de bordear los fiordos, que de buen seguro nos hubieran sorprendido con paisajes sublimes, decidimos cortar por la 939 hacia Egilsstadir. De ahí tomamos la 93 hasta alcanzar la bohemia población de Seydisfjördur, con su "iglesia azul".
Habíamos leído en la Lonely que si solo se podía visitar un pueblo, este era el indicado. No sé si en el momento de rodar la película La vida secreta de Walter Mitti también tuvieron en cuenta este comentario pero en ella aparece el pueblo y el hotel Aldan. A nosotros nos gustó mucho. No solo el pueblo, los alrededores. Hicimos un trekking fantástico al lado la población. Solo debías coger el coche y pocos quilómetros de la orilla norte llegabas a una catarata. Desde allí iniciabas el paseo que te llevaba a otra catarata aún más bonita. Es una caminata de unas 2 horas que merece la pena. Al principio debes trepar por la catarata y seguir el caminito de ovejas. No tiene pérdida.
Por la noche nos apetecía civilizarnos y cenar en un buen restaurante. Y voilá, el hotel Aldan, que está al lado del bar El Grillo, tiene un restaurante muy acogedor y romántico. Lo que no podíamos imaginar es que sería tan bueno. Lore comió el mejor cordero de su vida (y ha comido mucho) y yo un bacalao fresco excelente. La cena salió por 9.300 coronas. Lo más caro, el vino, a unos 9€ la copa. Lo más gracioso es que la copa de Rioja era más cara que la de un vino de Sudáfrica o de Chile. Lo digo de verdad, yo probé el cordero y era tan tierno que podías partir la carne con el tenedor. Después de este lujo, volvimos a nuestra campervan!
El cámping de Seydisfjördur está dentro del pueblo, cerca del bar El Grillo al que no entramos y del hotel. tenía ducha, baños y una pequeña sala donde se podía cocinar. Nos gustó bastante.
De Höfn fuimos hasta Djúpivogur, un pequeño pueblo de pescadores cuyos habitantes ven cada verano cómo los turistas llegan para tomar el barco que va hasta Papey. Ese no era nuestro caso. Nosotros buscábamos un supermercado y un café. No visitamos el pueblo porque queríamos llegar pronto a Seydisfjördur, así que rápidamente proseguimos nuestra ruta.
En lugar de bordear los fiordos, que de buen seguro nos hubieran sorprendido con paisajes sublimes, decidimos cortar por la 939 hacia Egilsstadir. De ahí tomamos la 93 hasta alcanzar la bohemia población de Seydisfjördur, con su "iglesia azul".
Habíamos leído en la Lonely que si solo se podía visitar un pueblo, este era el indicado. No sé si en el momento de rodar la película La vida secreta de Walter Mitti también tuvieron en cuenta este comentario pero en ella aparece el pueblo y el hotel Aldan. A nosotros nos gustó mucho. No solo el pueblo, los alrededores. Hicimos un trekking fantástico al lado la población. Solo debías coger el coche y pocos quilómetros de la orilla norte llegabas a una catarata. Desde allí iniciabas el paseo que te llevaba a otra catarata aún más bonita. Es una caminata de unas 2 horas que merece la pena. Al principio debes trepar por la catarata y seguir el caminito de ovejas. No tiene pérdida.
Por la noche nos apetecía civilizarnos y cenar en un buen restaurante. Y voilá, el hotel Aldan, que está al lado del bar El Grillo, tiene un restaurante muy acogedor y romántico. Lo que no podíamos imaginar es que sería tan bueno. Lore comió el mejor cordero de su vida (y ha comido mucho) y yo un bacalao fresco excelente. La cena salió por 9.300 coronas. Lo más caro, el vino, a unos 9€ la copa. Lo más gracioso es que la copa de Rioja era más cara que la de un vino de Sudáfrica o de Chile. Lo digo de verdad, yo probé el cordero y era tan tierno que podías partir la carne con el tenedor. Después de este lujo, volvimos a nuestra campervan!
El cámping de Seydisfjördur está dentro del pueblo, cerca del bar El Grillo al que no entramos y del hotel. tenía ducha, baños y una pequeña sala donde se podía cocinar. Nos gustó bastante.
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